«Echar
de menos es un poco como el hambre. Sólo se pasa cuando se come la presencia.
Pero, a veces, el echar de menos es tan profundo que la presencia es poco: se
quiere absorber a la otra persona entera. Esa gana de ser el otro para una
unificación entera es uno de los sentimientos más urgentes que se tiene en
vida.»