noviembre 25, 2015

#entrelosruidos©



Un hijo que se trae al mundo.
Un hijo alegórico, claro. Un hijo que también se ha ansiado,  y que también ha devenido en dolores, en desvelos, en proyecciones y en caprichosos antojos.
Después de tanta espera, tanta prórroga, tanta sortija de calesita, mi libro entre los ruidos – el primero ¿de muchos?- ya está por acá, queriendo ser leído y atravesado, perdido y recuperado, prestado y dudosamente devuelto.
Y, como no podía ser de otra manera, llega a este mundo no con uno sino con dos panes bajo el brazo, que vienen a oficiar de poemarios y que osan llamarse “papel crepé” y “agua”. Por dentro, les ocurren algunas de esas cosas eclécticas que siempre ando escribiendo.
Los invito a descubrirlas, a porfiarlas, a amasarlas e interceptarlas.
Próximamente detallaré los pormenores de su presentación en sociedad. 
(Interesados o ansiosos consultar obtención de ejemplares por mensaje privado)

Cito, por último, unas palabras del gran Octavio Paz, que reflejan un poco aquello que me gustaría decir en este momento a quienes estuvieron siempre por acá cerca, confiando, alentando, aguantando.


“Comienzo con una palabra que todos los hombres, desde que el hombre es hombre, han proferido: gracias. Es una palabra que tiene equivalentes en todas las lenguas. Y en todas es rica la gama de significados (…). ‘Gracia’ es perdón, indulto, favor, beneficio, nombre, inspiración, felicidad en el estilo de hablar o de pintar, ademán que revela las buenas maneras y, en fin, acto que expresa bondad del alma. La gracia es gratuita, es un don; aquel que lo recibe, el agraciado, si no es un mal nacido, lo agradece: da las gracias. Es lo que yo hago ahora con estas palabras de poco peso. Espero que mi emoción compense su levedad.”


En La búsqueda del presente (1990; Discurso proferido al recibir el Premio Nobel de Literatura).