marzo 01, 2013

★Aclimatar la cosa




Ya va siendo hora de que te pases los ojos por la piel
y de que cedas sin peros el lado de la ventanilla
a la señora gorda que arrastra las bolsas reventadas de frutas,
con las ciruelas negras rojas de tanto estar verdes.

Ya va llegando el día de que agarres viaje,
o corras la palangana de gotera,
antes de que el cigarro haga un agujero en el sillón,
antes de que las brasas le derritan los brazos.

Ya ha entrado en decurso el comprarle un buffer a la película muda
y dejar de envejecer el tiempo a relojes,
pidiendo pido a cada rato para aplastarle los dedos con la puerta
a la vejez aniñada que te explota los llantos.

Ya va terminando el auge del culebrón de costumbre,
a Santo de la bazofia entoldada de paso,
y de darle de comer en la boca a las artes,
que resulta que no eran tan bellas como todos creían.

Ya arranca la temporada estival de darte por enterado
de que para hacerte de una vez por todas de la máquina,
no va a quedar otra que usar los veinte para empeñar la chancha,
y renunciar para siempre a la placenta dental del embutido en cajita.

Ya va corriendo la aguja para fluorescer los hongos y alar las letras imprenta,
o carroñar los altos lotes,
antes de que la golondrina haga verano,
antes de que la horma se encuentre por fin con el abrojo de los cordones.

Ya va siendo tiempo de que tires para aflojar,
de que la chicha y la limonada,
de que hables mal y pronto.
Es gratis encarecer la baratija.
Date un poco cuenta.