junio 24, 2016

★#5



yo escribo para que vos me leas,
para que explote el fuego
sobre las venas de todos tus nombres;
escribo para que pese un poco más
el aire que nos vuela las páginas todavía en blanco,
perfecta revelación de nuestro pacto,
del cofre anónimo que nos contiene.

en esta selva cíclica, yo escribo;
pongo pisadas en las memorias de nuestros suelos,
-ejemplos vivos de nuevos posibles verbos-
y reseño las pausas pendientes,
abro paréntesis, descubro,
atravieso,
escribo
para que vos me leas.








junio 21, 2016

#Jean-Paul





“No hay necesidad de fuego,

el infierno son los otros.”



junio 14, 2016

30 años sin Jorge Luis



Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.

Me duele una mujer en todo el cuerpo.


El amenazado; en El oro de los tigres, 1972.




Retrato por Beti Alonso


palimpsestos - encuentro de autores (El Séptimo Fuego, MDQ)




se vuelcan los nidos de los pájaros
los fuegos
los nudos de las gargantas
las revistas / los abanicos
las revistas que sirven de abanico

se vuelcan

les falta un punto donde poder terminarse
el margen de alguna foto que los amontone

se vuelca todo / todo se vuelca

me falta una aguja con qué despabilarme
me faltan el estuche y las comillas

ya viene la tormenta y me falta un trueno
y no hago pie


me vuelco


de fin de la cita, 2015 (fragmento)







ph: Laura Cófreces


junio 13, 2016

día del escritor



Fernando Antonio Nogueira Pessoa (más conocido como Fernando Pessoa) nació en Lisboa, el 13 de junio de 1888.
¡Feliz cumpleaños!

(Y feliz día del escritor argentino J)







junio 03, 2016

★causa y efecto




Esta es la niña solitaria. Sobre el verde pasto, con el verde de las plantas y el verde de los árboles encima, la niña duerme. En su letargo amniótico, la niña rompe espejos en el agua, habla idiomas ya olvidados, amordazados o vírgenes. Cada vez que la niña sueña, un verbo nace.

¿Adónde vamos cuando estamos dormidos?

Ese pedazo de polvo que antes insistimos en guardar en los bolsillos, ahora nos pesa en las piernas, nos deja poco espacio entre las lenguas que ya no dominamos.

La niña sabe algo de más. Tiene un libro rojo, de epígrafes rojos, de finales rojos, de una sola página, de un solo relato, de una sola palabra. Sólo eso basta para la niña. Y aunque sólo pueda callar, no hay otra cosa que quiera decir más que la verdad.

¿Cuánto falta para dejar de hablarnos con rezos y caprichosas muecas?

Otra vez lo simple se nos va perdiendo en el núcleo mismo de esa complejidad que nos abraza. Adentro de nuestra espesura están las manos que nos hamaca la memoria. Acaso seamos la misma niña aleatoria que nos castiga las gargantas cuando queremos hablar.

Esta es la niña solitaria sobre un campo solitario de verdes vivos solitarios, ahogando vestidos y sombreros raros, salvando profecías y herencias, malversaciones y dibujos huérfanos, nombres propios y otras maravillas. Cada vez que la niña llora, un árbol nace.

Del otro lado, la niña está vestida de blanco. Escribe con tinta de girasol blanco - en un cuaderno blanco de cubiertas blancas de una sola página - una sola palabra. Sólo eso basta para la niña.
Suena un cuerno y se abren los brotes de una nueva jaula. La niña se desnuda en el más insoportable absurdo de una playa cualquiera. Ya no duerme ni está despierta. Ha llegado al lugar al que nadie nunca llega. Vienen los fieles y otras falsas criaturas a mojarse de espuma los ojos. Ahora sí podrá la niña remover el suelo de las manchas de arena. Ahora sí descubrirá  por dentro el cuerpo y por fuera el grito. Será un retrato, un viaje curvo, un todo completo desenterrado, un trazo, un animal en celo, un cuento. Algo, en vez de nada.