es que lo que yo
quiero es salvarte, es eso.
hacer de tu miedo
un vuelco
una fuente de cera
ardida gastada en los centros y en las malas culpas
un globo embutido
abandonado en un tapiz de púas;
puedo aguantar el
peso de cada una de nuestras conciencias:
y es que lo que yo
quiero
es contagiarme otro
minuto de huracán en las manos
decirte algo que se
pueda entender
como un fragmento
como un termómetro
que inverna entre las piernas
mientras se rompe
la piel
mientras buscamos
el vaso de virtud
abierto de sed
sobre la mesa
esta ciudad es
insoportable
en todos sus
cuerpos y en todas sus furias
en todos sus vicios
(sus
enfermos hábitos)
sigue narrando
sombras este sol sicario
sangrando la luz y
el fuego;
siempre vendrá el
falso espejo que forma con el guiño del asfalto
a mendigarnos
nuevos pactos,
inéditos ojos con
qué mirarnos el óxido de los candados
se abre la puerta y
se escapa ya
la opacidad de las
paredes
el
monstruo de laberinto que antes manchaba los cuartos
se abre la puerta
ya
y
corremos
tan de repente se
hunden los años que nos proscribieron
tanta es la prueba exigida;
y es que anunciamos
(coexistimos)
y es que lo que yo
quiero es salvarte,
es eso.